impresionismo

‘Mr. Turner’: belleza hecha cine

lluvia vapor y velocidad 1844

‘Lluvia, vapor y velocidad’ – J.M. William Turner, 1844

La imagen que encabeza este post es, posiblemente, la obra más conocida de Turner, uno de los pintores románticos más destacados. Lo que más llama la atención del artista inglés no son tanto los temas que trata, que suelen resumirse en escenas marinas (como el célebre ‘El naufragio’), sino su técnica. En una época en la que los cánones de la Academia asfixiaban la creatividad de muchos pintores, obligados a representar temas muy manidos como las escenas bíblicas o mitológicas con la mayor exactitud posible, Turner revolucionó el panorama artístico con sus pinceladas sueltas y sus figuras difuminadas, que recordaban a la niebla que cubría la ciudad donde pintaba y vivía, Londres. Además, Turner ensalzó y dio prestigio a un género denostado: el paisaje.

Además de dejar un legado pictórico inigualable, Turner tuvo una vida muy intensa e interesante. Precisamente en ello se centra ‘Mr. Turner’, la película sobre la que quería hablaros. En ella se representa a la perfección la estrecha relación entre Turner y su padre, que muchas veces era el que le compraba pinturas y más material para elaborar sus cuadros. Por eso, su muerte supone un durísimo golpe para el pintor inglés, que le hace aislarse en ocasiones de la sociedad. La película también muestra el declive del pintor y las críticas que recibió de la sociedad y de la Academia, sobre todo cuando su técnica se tornó aún más difusa (en gran medida a causa de su ceguera), anticipando el futuro impresionismo. A pesar de que la pintura era su gran pasión, en su vida también hubo sitio para el amor, que llegó cuando conoció a Mrs. Booth, aunque también mantuvo una más que cercana relación con su doncella.

mr turner

Por supuesto, recomiendo esta película a todo el que quiera conocer mejor la vida y la pintura de Turner así como a todo amante del arte en general. Eso sí, tengo que reconocer que es una película larga (2 horas y media, nada más y nada menos) y que en ocasiones se hace muy lenta. Aun así, creo que la falta de ritmo se compensa con su maravillosa fotografía, con las explicaciones técnicas del estilo de Turner, con la aparición de muchos otros artistas famosos de la época como John Constable y con la genial actuación de Timothy Spall.

La obra de la quincena: «Impresión, sol naciente»

Imagen

Título: «Impresión, sol naciente» (Impression, soleil levant)

Autor: Oscar-Claude Monet

Fecha: 1872

Localización: Museo Marmottan Monet, París (Francia)

Otros datos: Obra pictórica. Estilo impresionista.

¿Por qué es la obra de la quincena?: Antes de interesarme realmente por la Historia del Arte, sentía predilección por la sección más clásica del arte. Todo lo que se saliese de las perfectas esculturas de la Antigua Grecia y de los equilibrados y bellos cuadros renacentistas, no era arte. Quizá esto sean palabras mayores, pero lo que sí que es cierto es que los estilos artísticos más modernos constituían un universo totalmente desconocido para mí. Como no podía ser de otra manera, mi ignorancia me llevaba a ver el impresionismo como un estilo superfluo, aburrido y en el que todo valía. Tuvo que ponerme una profesora delante de las narices este cuadro de Monet para darme cuenta de que me estaba perdiendo obras increíbles por centrarme en la perfección de los autores clásicos y desechar todo lo desconocido. Con «Impresión, sol naciente» descubrí que la perfección es un concepto muy subjetivo y que lo más bonito del arte es su amplísima variedad de corrientes artísticas. Me di cuenta de que, a pesar de que este cuadro está elaborado mediante pinceladas sueltas y aparentemente desordenadas, eran esas pinceladas las que daban sentido a la obra. Y es que todos los que disfrutáis con obras impresionistas sabéis que en este estilo es muy importante la perspectiva, y que no verás la misma imagen si miras el cuadro desde medio metro de distancia (en este caso, apreciarás cada pincelada del autor en todo un batiburrillo de lágrimas de pintura) que si lo haces desde tres metros (distancia desde la cual las pinceladas sueltas cobran sentido y constituyen una figura o paisaje consistente). Precisamente eso es lo más mágico de este estilo, su capacidad de variar en función del punto de vista del espectador. A partir de ese momento, conocí más obras de Monet, así como de otros artistas impresionistas, y caí en la cuenta de todo lo que me había perdido. Algo parecido pensaría el crítico Louis Leroy, que al ver por primera vez este cuadro en el Salón de París, quedó espantado ante este nuevo estilo tan lejano de la perfección de la pintura clásica. Inspirándose en el título, Leroy escribió una crítica en la que despreciaba la obra y su «amplia libertad», momento en el que nació el movimiento impresionista. Y es que la sociedad francesa del siglo XIX no estaba preparada para esta nueva era de pintores que, en vez de crear obras religiosas de Vírgenes de rostros angelicales, se atrevían con paisajes, retratos y bodegones realizados mediante pinceladas rápidas y libres. Por suerte, ni Monet ni el resto del grupo se rindieron, sino que se enfrascaron en muchos más proyectos pictóricos a pesar de las dificultades económicas (¿quién iba a comprarles un cuadro a unos artistas revolucionarios que no se adaptaban a los cánones estéticos establecidos?). Si no conocíais el arte impresionista, os invito a que investiguéis y descubráis otras obras, de las que seguro que hablaremos más adelante en este blog. Por ejemplo, una de mis favoritas es la serie de «Nenúfares», también de Monet.